En la producción de vidrio, la corrosión del horno es una de las mayores causas de paradas no planificadas y costos operativos innecesarios. Según estudios recientes, hasta un 35% de las fallas en hornos de vidrio se deben a la degradación de los refractarios utilizados en zonas críticas como el fondo y paredes del horno.
El ladrillo fundido α-β alúmina TY-M, fabricado con óxido de aluminio de alta pureza (>99%), ha demostrado ser una opción superior para aplicaciones que operan por debajo de 1350 °C. Su estructura cristalina densa reduce la porosidad a menos del 3%, lo que disminuye significativamente la penetración del vidrio fundido y mejora su resistencia química frente a los álcalis (Na₂O, K₂O).
Durante pruebas comparativas realizadas en laboratorios certificados, el TY-M mostró una tasa de desgaste del 67% menor que los ladrillos convencionales después de 300 horas de exposición a 1300 °C en ambiente de vidrio líquido. Además, la contaminación del vidrio fue reducida a niveles inferiores a 5 ppm de metales pesados —un valor crítico para la industria de vidrio de alta calidad.
Un cliente en México reportó una reducción del 40% en tiempos de mantenimiento anual tras implementar TY-M en su línea de producción de vidrio plano. La frecuencia de cambio de ladrillos pasó de cada 18 meses a más de 30 meses, evitando pérdidas de producción estimadas en $85,000 USD por parada técnica.
Otros beneficios incluyen:
Estos resultados no son solo teóricos. En la práctica, empresas líderes en Europa y América Latina están adoptando este material como parte de su estrategia de mejora continua de eficiencia operativa.
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